...la memoria de Jack.
Y realmente estaba situado al lado de mi dios, y aquel muchacho, estaba realmente bien...su gesto era implacable, su mirada se dirigía constantemente a la copa, el aire que respiraba no tenia sustancia...pues allí el realmente no estaba. Y mi mirada clavada en su holograma subsistia con el ansia de tragar de su cigarro, allí asomando su calzoncillo de rallas, con su camisa ceñida y esos pantalones de tubo de color negro...me parecía encantador.
-una copa Jack?
-claro, ya sabes...lo mismo de siempre con mucho hielo...¡oye! ¿sabes quien es este chico?
-claro, es el holograma de Peter Roswel.
Ya sabia su nombre, Peter, era un gran paso para conocer a los dioses. Su cara era hecha a mi prototipo, dibujado por los grandes, pues las patillas continuaban formando parte de su barba, su gesto facial sonriente cual caballero desbocado, y esa mirada, que me convencería para ver una película dándonos mimos en cualquier sábado de fiesta.
Miro mi copa y sigue vacía, veo que camarero esta ocupado hablando con una señorita que esta al fondo de la barra, me suena su voz, pero ahora solo medito en este pequeño regalo. Me suena el teléfono y veo que es un mensaje escrito de Jhon Miro, un antiguo colega de aquellos viejos tiempos, donde la locura juvenil te hace montar una banda de rock.
Estaré este finde en la ciudad, te apetece?
Veo que esto mejora, escucho una música tocada por el viejo piano del local, esa melodía tan conocida, esta canción tecleada, me trae viejos recuerdos de aquella muchacha. Y vuelvo al mensaje, preguntándome si lo quiero ver, Jhon Miro, cuantos años, y cuanto hiciste que me obligo apartarme de ti.
............................................................................
-suena el movil
No hay comentarios:
Publicar un comentario