lunes, 14 de marzo de 2011

-¿otra copa de vino blanco, señor Steven Nobody?
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Exigir en la fortaleza del querer dominar el momento de establecer esa conversión es con la posible mas buena impresión del impulso de mi voluntad. Un quantum de fuerza es justo un tal quantum de pulsión, de voluntad, de actividad. Es decir que el mero propósito de proponermelo es poco objetable pues la idea establecida es complicarme con cada pensamiento sin pensar en actuar. En el fondo es menos complicado que todo esto, es dejar llevar la palabra, mostrar tu verdadera moral, y separarte del momento sordo y sin triunfos.
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-Jack, no me hables de usted, tenemos la misma edad.
-es mero tramite, Steven Nobody, ¿que hace en este pueblo?
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Comprendi lo miserable q es el mundo con las pocas palabras que utilizamos en nuestro lenguaje, donde llamamos con dos simples silabas, formando un concepto, y esta una idea consevida por la cultura. La esperanza de que este hombre me explicaba que estamos haciendo en este bar, me trae la fantasmagoría de la bienaventura futura.
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-¿como?, pues supongo lo que todos, aprender y conocer.
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En conocer, me dijo eso mismo, -en conocer-, ¿el qué?, ¿la fe?, ¿el amor?, ¿la esperanza?...quería un momento, para pensar en todas estas cosas, pero no podía de parar de hablar...intente mirarlo a los ojos, pero no soportaba el aire viciado de este bar para poder tener un mínimo interés en conocernos, pero si era así...¿que hacíamos los dos esperando el uno delante del otro?
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(-¡Basta!...tengo que dejar de pensar.- me susurro)
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Me gusta hablar con él, me parece interesante, atrevido, nada de un sabor insípido en el momento, contemplo como él bebe su grato vino en un lugar de mala muerte, al final y al cabo, debajo de mi apartamento, intento dejar de lado todos estos pensamientos, y converso gratamente de manera expontanea, sintiendo el frió que en estos días nos encierra en la ciudad. Me mira, y yo agacho la mirada, me roza sin calcularlo, yo vuelvo a huir con la mirada, es sinceramente, un plan de una dureza sensorial grata. Me colmo de largas historias durante la noche, donde el alcohol se estancaba en cada copa para solo dejar la palabra. Pasan las horas, hablamos, sonreímos, olvido, y me grabo en la memoria ese rostro, autentico.
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-señor Nobody, cierran el bar, espero que la noche se le haya pasado amenamente...me gustaría repetir, ¿y a usted?

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