...tenemos el derecho ha imaginar, extensos pensamientos de ideales al ver, oír y callar. Quisiera empezar con los derechos del delirio, buscando ese ratito mas lejos de la infamia y del veneno humano. Esclavos, de no poder ser lo que queremos, el derecho de ser admitidos con lo vivido, admitir que tenemos un delirio mental, esperando a que nos miren jugar como niños. Espero, sigo esperando, la calidad de vida, la pobreza militar deja a su paso las calles llenas de hambre, de incomunicación, de derechos arrastrados, la basura retoma de nuevo las calles, la educación se relata en cada arma en manos de niños condenados a vivir separados del paraíso, las calles se abarrotan, las guerrillas han empezado, de nuevo el toque de queda.
Tocan a mi puerta, es el llamado registro civil, leen mis manos, administran mis huellas y releen una vez mas mi cuello en el falso movimiento de respeto, invaden mi dormitorio.
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-abandónalos
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Piano, escucho de nuevo aquí dentro aquel piano; ¿que es lo que quiero contar?; venga prepárate, escucha esta carcasa vieja. No puedo huir, no pienso en rezar para salvarme, que es lo que tienes para dejarme con esta sonrisa; exagerado, paramnesia, declaro que eres especial.
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-por ahora, la amnesia obligatoria.
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Nadie puede negar, que la situación es la mejor para poder confundir con encanto fantasmal al mejor postor de deudas; y parecía que aquí dentro, estaba permanentemente un vació aterrador, y ahora surge de la nada, un recuerdo que no puedes comprender, que me quiere reinar; existió soledad en mi corazón, ahora, prefiero no conectarme a la red, por miedo a dejar de ser yo mismo.
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-Jack, se que no es fácil.
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